Casi todos aprobaban la
destitución del virrey pero no se ponían de acuerdo en quien debía asumir el
poder y por qué medios. Castelli propuso que fuera el pueblo a través del voto
el que eligiese una junta de gobierno; mientras que el jefe de los Patricios,
Cornelio Saavedra, era partidario de que el nuevo gobierno fuera organizado
directamente por el Cabildo. El problema radicaba en que los miembros del
Cabildo, muchos de ellos españoles, seguían apoyando al virrey.
martes, 29 de mayo de 2012
Martes 22
Ya desde temprano fueron
llegando los "cabildantes". De los 450 invitados sólo concurrieron
251. También estaba presente una "barra" entusiasta. En la plaza
French, Beruti y los infernales esperan las novedades. La cosa se fue calentando
hasta que empezaron los discursos, que durarán unas cuatro horas, sobre si el
virrey debía seguir en su cargo o no. Comenzó hablando el Obispo Lué diciendo
que mientras hubiera un español en América, los americanos le deberían
obediencia. Le salió al cruce Juan José Castelli contestándole que habiendo
caducado el poder real, la soberanía debía volver al pueblo que podía formar
juntas de gobierno tanto en España como en América. El Fiscal de la Audiencia,
Manuel Villota señaló que para poder tomar cualquier determinación había que
consultar al resto del virreinato. Villota trataba de ganar tiempo, confiando
en que el interior sería favorable a la permanencia del virrey. Juan José Paso
le dijo que no había tiempo que perder y que había que formar inmediatamente una
junta de gobierno.
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